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jueves, 13 de marzo de 2008

hoy comparti un cafe con la abogada Alejandra

Hagame acordar por favor q no me olvide de lo que hoy me dieron sus ojos. hagame, srta recordar a diario lo importante de compartir estos momentos y agradecerle simplemente por la poesia de sus ojos.

Novela: Monologo

Y aun cuando pensé, reiteradas veces ocultarme entre la gente, el ruido y la pesadez de bs as, aun cuando creí que entre tanto iba perderme, no pude escaparme de esos pensamientos grises y circulares que caminan conmigo a cada paso como una sombra que nubla cada intento repentino y desesperado por salir. Madrugadas en pleno día síntomas de una noche blanca que se contrae y se espande. Ahí, justo en el inmenso mientras tanto en el interminable mientras tanto, luchando por conservar el sueño; una visión, una alternativa.¿conformarse?¿intentar? peliarle al tiempo por ese instante inmenso de sus manos blancas en mi mejilla?¿la habré amado? Si pudiera tan solo detener ese motor incansable de la mente que segrega emociones ante mínimos estímulos externos. Y como termina? Te preguntaras cual es el final?. Ya habrás pensado que no se olvidar, que no alcanzo a inventar finales propicios. Cuanto daría por que su boca hablara tan solo una vez, que enorme inmovilidad tienen los labios para verme escapar de donde no puedo irme, y callar. Si no se acaso si estarás ahí, conmigo. Que perdido estoy en Buenos Aires. A quien le escribo si no estas, ella eres tu, y todos los ojos de instantes superfluos, todo y sin embargo ninguno. Tantas miradas y nadie me ve. A quien le explico la angustia enorme de vivir por un sueño que solo yo alcanzo a ver y no puedo contar, si no hay palabras para lo que no se ve, si no hay visión para quien no dice. ¿A quien le escribo amor, a quien sueño en mis noches? Como saber quien soy si el espejo en el que me miro esta roto. Todos mis pasos me llevan al mismo lugar. Otro minuto de pensamientos desvelados. Y mi voz, una voz silenciosa de letras persistentes, interrogantes, insatisfechas que no acaban al final de la pagina. Y dónde más buscarte si no sé a dónde me llevan mis propios pasos. San Telmo en los domingos se parece a tus ojos. Siempre diferente, siempre nuevo, mas de lo anterior. Pasajes, atajos, sombras de bohemias caminatas. Gente de todas partes. Mundos en cada rincón. Extraño oficio este de escribir. Los escritores somos los guionistas de nuestra propia película de vida. Cada suceso que inventamos es una escena anticipada de lo que después será real. Fascinante oficio de inventar la vida que nos tocara vivir. Vivir para contarlo, contarlo para vivirlo. Los lugares comunes son visiones anticipadas de cada lugar donde vamos a estar, en todas partes, en todos los sitios. Tu boca es poesía en mis letras, tu amor es la conciencia anticipada de un haberte tenido aun sin conocerte, ya te he perdido y te he llorado alguna vez. Buenos aires ya fue triste antes de tu dolor. Lo fue en mi mente, lo fue sin vos. Lo se, ya estuve aquí antes. El deja vu de las soledades circulares. Habrá otras madrugadas, otras veces te volveré a amar, otras tantas me dolerás. Pero recuerda, yo ya estuve aquí antes, y cada vez que vuelvo a escribir la escena, es una nueva mejorada versión del eterno retorno de lo mismo, improvisado. No me volveré a despedir de ti, por que ya lo hice innumerables veces. Esta vez será un “hasta pronto”, un seguir, un “mientras tanto”, un silencio. Un beso. Un dolor. Que será goce, será sonrisa, será pasión, será recuerdo, amor, será tus ojos, será tu voz, tus manos blancas, un perpetuo volver a empezar. Ignoro la manera, ignoro lo que tu sabes, ignoro la ignorancia de lo que otros saben. Ignorare mañana la noche lejana que se pierde en el sol. Desearas amor, no saber si estoy, si me fui otra vez o si volveré mañana. Ahí, estaré de todas formas, ahí estaré de todas maneras. Extraño oficio el de las palabras, espejos siempre difusos de lo que pasa

parte 2:- una carta para Anabel

Srta. Anabel: … Y aún no se ponen de acuerdo la suerte y el tiempo! ¡Qué lejana esta usted! Le pido disculpas, como muchas veces, por entrometerme en su vida, derramando poesía bajo su puerta, quizá no deje de ser más que un espectador, si alguna vez la incomode de alguna manera, sepa disculparme, lo único que quise fue saber de usted. Esta es mi última carta, y, como toda despedida, está también cargada de angustia, suelo encariñarme con algunas cosas. Ojalá usted haya podido ver un poco más allá de la miradas y las palabras. Las noches seguirán siendo incompletas y, como tantas veces, es doloroso el aterrizaje después de volar tan alto. ¡Cómo cuesta vivir! Quizá lo tomé demasiado en serio. Agradezco su respeto y amabilidad, esas son pequeñas cosas que guardo y llevo conmigo a todas partes, también conservaré su mirada, su voz, sus manos blancas. ¿Alguna vez alguien le escribió un poema? En caso de ser el primero, se lo dejo en el tiempo. Intentar vivir como uno piensa se convierte en una tarea titánica en la cuidad, donde todo es aparente y carece de profundidad. Llevar a la práctica el “amor”, el simple acto de dar, parece aquí, similar a un intercambio de mercancías, viable sólo, si se obtiene algo a cambio y, por supuesto, con los intereses respectivos… Y así, en términos económicos, quedan establecidas las relaciones humanas, “relaciones de poder”… Y el hombre se olvida de que es humano; porque sólo vive para sobrevivir… Y todo los días son iguales: la rutina, el cansancio, el reloj, la soledad, la eterna “soledad de no estar solo”, y, como para no ser concientes, nos llenamos de ocupaciones varias. _ “Los escritores tenemos tanto que hacer, que no tenemos tiempo para darnos cuenta de que estamos solos”_ me dijo un colega en alguna ocasión. ¡Solos!. Todos estamos tan solos… ¡Qué enorme abismo separa dos personas! Superar la separatividad. La vergüenza de ser auto-concientes de la soledad. La búsqueda perpetua de la unidad en el devenir contínuo. El amor, lo único que nos hace sobrevivir. La locura, consecuencia de la falta de unidad entre lo hombres, sus mundos, y eso indefinible que llamamos realidad. Más de dos milenios tratando de construir un puente para cruzar el abismo. La elección. El miedo a caer ¿Qué habrá de aquella orilla? Fue un fin de semana afortunado; conservo su mirada del viernes, del sábado y también la del domingo. Aunque advertí que sus ojos no brillan como habitualmente, su sonrisa no ilumina tanto su rostro. Dicen que nuestro exterior refleja las aflicciones del alma, lo noto a diario en el espejo. Espero sea sólo algo transitorio, ningún dolor llega para quedarse. Espero, también, que mis cartas hayan sido útiles para usted como parcialmente lo fueron para mí, quizá no como lo pretendí primeramente. El efecto fue contrario, no logré descubrirla, fue como un espejo, sólo me devolvió una imagen desenfocada de mí. Sepa disculpar el pesimismo de esta carta, me sabe a una de tantas despedidas, mas sepa usted que, para ganar, hay que perder. Le dejo un último regalo, que sólo usted tendrá la libertad de aceptar. Si es de su interés, estas son las instrucciones para hallarlo: Busque en la penúltima página del tomo numero siete, de la Enciclopedia de Historia Universal del Arte en la biblioteca de la Universidad. Es un lugar seguro, a pocos les interesa la historia. ¡Hasta que se pongan de acuerdo la suerte y el tiempo!

Primer prólogo al lector activo

Dicen que lloró por dentro cuando él se fue. Nadie sabe si pasó en realidad. Dicen que también la beso y no dijo adiós. Hay otros, con la misma nostálgica certeza, que dicen que ella nunca existió; él la invento como se inventan las utopías, que ella es una amalgama de amores y recuerdos, antes y después, espacios y tiempos, que su figura es la alquimia de muchas mujeres. Una metáfora. Un recurso literario. Los hay también, claro, antagonistas, afirmando que Penélope, en su larga espera, tejió la historia, el diario, las cartas; y fue entonces cuando en realidad lloro, al sentir que todo era una invención. Hay quienes dan vida a las ficciones, como también los hay los que ficcionalizan la vida. ¿Cuánta realidad hay en la ficción, cuanta ficción en la realidad? Sólo decires relativos, como una dictadura. Poeta, trovador, haeda, juglar, loco. Nadie sabe su nombre. Probablemente sea mejor así, el tiempo es sabio. Hay cosas que es mejor no saber. Quizá el tiempo es una idea inapropiada entre lo infinito y lo infinitesimal, entre el principio, el fin, y el mientras tanto. Estamos aquí, allá, distancias, galaxias, sistemas, genomas, células. Ser o no ser, creer o no creer. Conformarse o buscar, sentir o pensar, decir o hacer… Lo confieso, no lo sé, hay extraños en el cuerpo. No podré conjeturar nada nuevo a esta historia, usted sabrá qué hacer. Yo, por mi parte, ya lo hice. El orden de los factores no altera el producto. Espero que sus conclusiones de lector pensante sean mejores que las de este narrador y recopilador de los hechos escritos por cada una de las personas o personajes que desestructuran la trama. Les presento los siguientes escritos tal y como me fue concebido hallarlos, no, claro está, sin una intensa búsqueda. Anticipo la corrección y modificación de estricto orden literario de algunos ininteligibles episodios, pero respetando la integridad argumental del relato. Eso sí, me permití alternar lo escritos con el sólo propósito de hacer más interesante la navegación por el libro.

fragmento de mi novela: 1 parte

Sé (y a veces duele saberlo) que no sabré dejar de escribir. Es mi voz, no los ecos, la que permanecerá con usted, quizá, como un bello recuerdo. Me iré con la prisa, quién sabe dónde. Usted olvidará todas aquellas oportunidades que la abrigué en un verso para volverla a soltar. No sabría darle las suficientes explicaciones porque no las tengo. El círculo de la causalidad es infinito y no responderé a todos los por qué. Lamento no poder ser más claro que su pálida piel. Sé que alguien comprenderá, e inventará, como usted y yo, un final apropiado a toda la fantasía que pinté con mis manos. Quisiera darle todos lo secretos para que sea más simple entender y facilitar la elección…mas puedo sugerir sólo sugerir. Sabrá, lo sé, (me conoce al menos un poco) que habré de decir muchas cosas que nunca alcanzan y como para que alcancen (casi con esperanza) las escribo. ¿Cómo va a recordarme? ¿Qué pasará por su mente cuando aparezca algún recuerdo? No me lo diga; todo cae en el olvido, en el común olvido. ¿Le dirá al tiempo que le devuelva lo que dejo olvidado por andar quién sabe dónde?... La noche sabe guardar los secretos. La humedad de una triste lluvia. ¿Cómo dejar de ser lo que se es? ¿Cómo dejar de saber lo que sé de usted? Yo lo sé, al menos lo sabe mi alma, que me vieron sus ojos de tristeza infinita, un segundo tan sólo, demasiado rápido tal vez, demasiado. Ay! Si sus ojos hablaran, ¿habrían dicho lo que su boca callo?…ahí me quede yo, en el “mientras tanto”, taciturno, solitario, expectante, escribiendo donde nunca llegaron, ni su boca, ni su ojos, ni sus blancas manos. ... y ese tiempo de caprichos, en que deje colgado algún verso, “se fue llenando de tierra”, de sinsabores, de soledades circulares. ¿Cómo va a recordarme? Sé (y nuevamente duele saberlo) que la comedia del antes y el después me convertirá en recuerdo en metáfora en un simple recurso literario. Ya habrá olvidado todo lo que antes escribí… ¿Cómo va a recordarme? “entonces (como dice ese poema de José Glanzmann) el tiempo dirá si mis palabras alcanzan a la vida a descubrirla” ¿Será usted esta vez? ¿O fue aquella que se alejaba como la tarde? ¿La volveré a encontrar mañana? ¿En qué mirada? ¿En qué sonrisa? ¿En qué hermosas otras manos? Debí quedarme alguna vez, al menos una vez. Debí quedarme. ¿Cuál será su nuevo nombre? ¿Bajo qué cielo la hallare la próxima vez? ¿Bajo qué nueva oscuridad? ¿Que nuevo sabor tendrá su boca? ¿Cuantos abismos más en sus ojos?

Carta a una extraña mujer

La vida sabe bien como guardar sus misterios. El tiempo es una percepción inapropiada, un juego de ajedrez contra uno mismo y todo empieza justo cuando acaba. Mientras tanto, la partida se hace a veces tan difícil que nos acorrala y son pequeñas las salidas, ¿Para que jugar? ¿Como vivir? ¿Para qué abandonar? Tres preguntas y una sola respuesta; por amor; por esa inexplicable e incierta certeza del amor; que nos hace creer que podemos ganar y reinventa una jugada nueva, insospechada, siempre creativa, tantas nuevas veces. De pronto, la balanza esta a nuestro favor y pensamos, soberbios, que el juego ya es nuestro. La certeza de la victoria nos lleva al borde de la derrota. Fue sólo un aviso, para estar mas alertas la próxima vez. La vida si que sabe guardarse sus misterios; todo llega al que sabe esperar y el que busca siempre encuentra. Para quién busca: una aventura, un sueño, para el que espera. Una enorme contradicción; silencios que hablan, pasos que van a ningún lugar, besos sin bocas y el amor que otra vez se pierde, como ese juguete que un niño distraído no supo cuidar; otro, mas perceptivo y soñador, lo encuentra, se adueña de ese amor, lo hace suyo, lo conserva, lo guarda celosamente para que el tiempo no lo desgaste. Desde la vereda de enfrente, otro niño observa triste a través del empañado vidrio de su ventana como la lluvia se lleva los juguetes que olvido en el jardín Los misterios si que saben esconderse. Justo ahí, detrás de tus ojos, debajo de tu piel, algo le dice mi boca de cerca a tus labios y sólo ellos lo entienden. Extraño lenguaje el de tu piel y la mía, me buscan tus manos para amarrarse a las mías, extraño romance entre mis silencios y tus sonrisas. Me brotan, como los segundos le brotan al tiempo, emociones impensadas cada vez que tus dedos me encuentran. Tengo la piel encendida por el fuego de esas manos que van borrando todas las huellas. Si he llorado alguna vez, se me olvido la amargura en tus brazos, si otras bocas han pretendido la pasión encerrada del alma, la tuya convino el sabor y convirtió el beso en un poema, en un pacto de amantes contra todas las reglas. Si te toco el alma en alguna de esas noches, no le digas al silencio que te explique qué pasó. No le pidas a mis ojos que dejen de soñar tu amor. Sé, lo sabe mi alma, que alguna de todas esas noches que vamos a inventar, a solas, con mis manos en tu piel desnuda y los cuerpos húmedos de besos, va estar mi corazón abierto, por si se te ocurre enamorarte.

Secretos (poema)

Te hable de mi verdad, mis sueños mis ganas de volar del brillo de mis ojos de lo mucho que extraño el mar. Te conte de mi gente, mi cuidad que me cuesta tanto ser normal del anhelo del niño ser luz en tanta oscuridad. Te mostre mis heridas cicatrices de tantas despedidas las fotos amarillas la lejania inagotable bohemia i n t e r m i n a b l e poésia. de los muchos viajes que cambiaron tantas veces mi vida de mi amor por la familia de tantos inviernos, de felices dias De mis charlas al silencio del sur del paisaje del viento del insomnio por culpa de mis miedos de cómo aprehendí a ser parte del tiempo. De mi guitarra; mis canciones del por qué de tantas sensaciones de cuanto quisiera vivir de amor tantos intentos tantos besos tanto dolor. Mas nunca dije: daria todo por envejecer a tu lado! olvide confesarte: lo mucho que te amo!

ademas (poema)

Mi desflorecida alma nunca pretendió tu boca sólo la poesía que hay en ella. Tampoco tus manos blancas si no son verso al viento en la suave caricia. Como quien mira la tarde me miras ¿me ves? _ ¡sólo la poesía detrás de tus ojos!_ “…además te quiero y hace tiempo y frío”.