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jueves, 13 de marzo de 2008

fragmento de mi novela: 1 parte

Sé (y a veces duele saberlo) que no sabré dejar de escribir. Es mi voz, no los ecos, la que permanecerá con usted, quizá, como un bello recuerdo. Me iré con la prisa, quién sabe dónde. Usted olvidará todas aquellas oportunidades que la abrigué en un verso para volverla a soltar. No sabría darle las suficientes explicaciones porque no las tengo. El círculo de la causalidad es infinito y no responderé a todos los por qué. Lamento no poder ser más claro que su pálida piel. Sé que alguien comprenderá, e inventará, como usted y yo, un final apropiado a toda la fantasía que pinté con mis manos. Quisiera darle todos lo secretos para que sea más simple entender y facilitar la elección…mas puedo sugerir sólo sugerir. Sabrá, lo sé, (me conoce al menos un poco) que habré de decir muchas cosas que nunca alcanzan y como para que alcancen (casi con esperanza) las escribo. ¿Cómo va a recordarme? ¿Qué pasará por su mente cuando aparezca algún recuerdo? No me lo diga; todo cae en el olvido, en el común olvido. ¿Le dirá al tiempo que le devuelva lo que dejo olvidado por andar quién sabe dónde?... La noche sabe guardar los secretos. La humedad de una triste lluvia. ¿Cómo dejar de ser lo que se es? ¿Cómo dejar de saber lo que sé de usted? Yo lo sé, al menos lo sabe mi alma, que me vieron sus ojos de tristeza infinita, un segundo tan sólo, demasiado rápido tal vez, demasiado. Ay! Si sus ojos hablaran, ¿habrían dicho lo que su boca callo?…ahí me quede yo, en el “mientras tanto”, taciturno, solitario, expectante, escribiendo donde nunca llegaron, ni su boca, ni su ojos, ni sus blancas manos. ... y ese tiempo de caprichos, en que deje colgado algún verso, “se fue llenando de tierra”, de sinsabores, de soledades circulares. ¿Cómo va a recordarme? Sé (y nuevamente duele saberlo) que la comedia del antes y el después me convertirá en recuerdo en metáfora en un simple recurso literario. Ya habrá olvidado todo lo que antes escribí… ¿Cómo va a recordarme? “entonces (como dice ese poema de José Glanzmann) el tiempo dirá si mis palabras alcanzan a la vida a descubrirla” ¿Será usted esta vez? ¿O fue aquella que se alejaba como la tarde? ¿La volveré a encontrar mañana? ¿En qué mirada? ¿En qué sonrisa? ¿En qué hermosas otras manos? Debí quedarme alguna vez, al menos una vez. Debí quedarme. ¿Cuál será su nuevo nombre? ¿Bajo qué cielo la hallare la próxima vez? ¿Bajo qué nueva oscuridad? ¿Que nuevo sabor tendrá su boca? ¿Cuantos abismos más en sus ojos?

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