
Hacia donde te levan tus pies, cuán lejos de mi puedes ir. La noche te tapa como el manto del silencio que nos cubre y nos esconde. Aun hoy sigo pensándote, aun hoy más allá de los años, que no son pocos, y las enormes distancias en donde nunca estamos. Te traje conmigo esta noche para recortarte sobre mi almohada y desnudarte al alma una vez más. La vida habrá encontrado otros caminos para tus pasos, mientras que lo míos, errantes y persistentes, te hayan a diario, en otros ojos, en otras manos, con otro cuerpo y otra voz; pero sigues siendo tú, sigues siendo tú al corazón. Te encuentro en las notas de mi guitarra, entre los acordes y la melodía que te sueña de cuanto en cuanto, en la siempre estúpida idea de amar. Y te asomas sobre mí como una sombra y cubres mi esperanza para decirme que me estoy equivocando una vez más, y sigo, pues doy la vuelta y encuentro la manera de seguir, y me persigues por donde quiera que valla, te metes en mi cama y en mis besos , en los labios ajenos de quien intenta amarme. Y en cada nuevo intento, te has vuelo luna, te has vuelto lluvia, te has vuelto el empañado espejo donde cada mañana me ves